La pistola imaginaria

sábado, 1 de noviembre de 2008

Hay veces que la llevo en la mano. Es mi pistola, imaginaria. Concretamente es un modelo Desert Eagle, fabricada en EE.UU., con acabado cromado y pesa unos dos kilos.
Es fría y es una extensión de mi cuerpo. Es un alargo de mi brazo y una amante para mis dedos.
Hay mañanas que me levanto con ella en la mano. La llevo a la ducha. A la hora de lavarme los dientes. Mientras hago el café. Ahora mismo también esta escribiendo conmigo y golpeando las teclas a la vez que lo hago yo.
Hay veces que se convierte en mi única compañía. Hay mañanas que también es mi novia.
Y entonces, ella y yo, jugamos a recorrer mi cuerpo. Me la meto en la boca. Me hurga la oreja. Apunto el cañón contra mi pecho. La dejo dormir bajo mi cuello.
No os voy a negar que me resulta placentero. De hecho tal es así que a veces, también, pienso en dar el siguiente paso y permitir que mi pistola ya no sea imaginaria... pero bueno... sería una relación muy corta.

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