Autocrítica

martes, 16 de diciembre de 2008

Creo que ya va siendo hora que escriba un post como este. Sobre todo por la cantidad de amigos que tengo fuera de mi región que me han oído hablar mil veces sobre ella.
Vamos a ver, "sus" pongo en antecedentes. Yo soy aragonés, aunque actualmente estoy afincado en Barcelona. Eso quiere decir que mis compañeros, amigos y el resto de la gente tienen que soportar una y otra vez que hable de las mil maravillas de mi tierra que como todo "exiliado-pero-poco" utilizamos como conversación recurrente cuando tenemos ataque de morriña.
No creo que sea solo común a mi, y es cierto que además en Barcelona tengo el placer de disfrutar de la compañía de muchos paisanos mios que también dejamos el hogar en su día para buscarnos la vida por otras tierras.
Así que cada vez que nos juntamos sacamos nuestro acento "coooo" (sobre todo si esta presente alguien que no es de Aragón, como espectáculo folclórico, vamos) hablamos de comidas, costumbres, infancia y ante todo aprovechamos para decir barbaridades y hacernos los brutotes, que es lo que nos hace más gozo a aquellos aragoneses que vivimos en la tierra de la diplomacia.
Cuando nos ponemos serios nos gusta hablar de lo poco nacionalistas que "semos" comparados con nuestros vecinos más cercanos: catalanes, vascos y franceses. Y lo abierto de miras y predispuestos a respetar otras culturas mientras estas admitan que nuestro jamón de Teruel y nuestro vino tinto es la hostia.
Hasta aquí todo bien. Pero todo eso cambia y mucho... cuando regresamos a la "tierra".
Decía Ramón J.Sender, otro paisano, que el aragonés "trasplantao" mejora. Y cada vez es más real, puesto que cuando regresamos a nuestros sitios de origen somos capaces de verla con otra perspectiva que nuestro paisano interior parece o no quiere ver.
Defendiendo lo suyo y desde el interior, no hay nada más nacionalista que el aragonés. Si una mierda es suya, es su mierda y es lo mejor.
Para muestra un dedal.
Hace poco, pero muy poco, pusieron en la biblioteca General de Aragón un sistema Wi-fi. Aquello no debía porqué sorprender, más cuando hoy en día es un elemento fundamental. Desgraciadamente, y como no, se han olvidado de poner los enchufes para los ordenadores.
Cuando comento esto con un amigo de aquí, él me dice: "no quedrás que esto se parezca a Barcelona, que ellos tienen perricas para todas esas cosas".
"No. Quiero que hagan las cosas bien y más cuando hablamos de algo tan básico como la educación. Estoy hasta la polla que en la biblioteca no renueven más fondos que el best seller. Estoy hasta la polla que los museos abran en horario laboral y cierren los fines de semana. Estoy hasta la polla que no haya una sala de trabajo nocturna y hasta la polla de ver que los teatros, conciertos y demás mandanga sólo se programan para abuelos".
"Oye..... contesta mi amigo muy ofendido, si no te gusta..."
"Si no me gusta... ¿qué? ¿me voy?" le contesto ya ofendido, (una pelea entre maños es para cobrar entrada señores) Pues ya me he ido.

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